Templo y sociedad.
El Templo Bahá’í, como una nueva institución en la historia del desarrollo espiritual de la humanidad, da cuenta de una visión de la sociedad donde el esfuerzo realizado de forma conjunta y en colaboración unos con otros brinda frutos de naturaleza espiritual y material.
Para que esto ocurra, el Templo Bahá’í busca nutrir un proceso gradual de transformación individual y colectivo, donde cada persona se empeña de forma personal en desarrollar sus propias capacidades espirituales e intelectuales, y en el cual todos como sociedad aprendemos a incorporar nuevos patrones en nuestra vida colectiva, los que sitúan a la colaboración y el servicio desinteresado a los demás en un lugar central.
El Templo Bahá’í es así un centro colectivo, que además de inspirar a individuos a contribuir a toda la sociedad, se encuentra inserto en un proceso de aprendizaje colectivo, de la misma forma en la cual se encuentra toda la comunidad bahá’í. Este proceso de aprendizaje se nutre del involucramiento y participación de voluntarios, tanto en aspectos prácticos como en el funcionamiento y operación diaria del Templo y sus instalaciones, como también en colaboraciones y asociaciones de todo tipo con esfuerzos, iniciativas e instituciones de la sociedad que buscan contribuir al bienestar y progreso de la humanidad en esferas sociales, humanitarias, educativas y científicas.
Esta relación entre el Templo y la comunidad, facilita que se transforme en un punto de encuentro y reunión, catalizando relaciones armoniosas de las cuales florece la unidad y el afecto. Los escritos bahá’ís comparan el mundo de la humanidad con el cuerpo humano, pues dentro de este organismo, millones de células, diversas en forma y función, desempeñan su papel en el mantenimiento de un sistema saludable, y del mismo modo, las relaciones armoniosas entre los individuos, las comunidades y las instituciones de la sociedad, sirven para mantener el bienestar y permitir el avance de la civilización.
«El bienestar de la humanidad, su paz y seguridad son inalcanzables, a menos que su unidad sea firmemente establecida».
Bahá’u’lláh
El Templo Bahá’í es un lugar que acoge como iguales a todos los seres humanos, hombres y mujeres, niños y jóvenes sin distinción de nacionalidad, pueblo, etnia o credo. Esta universalidad queda captada en su arquitectura, cuyo diseño de nueve lados transmite un sentido de plenitud y unidad, el que es simbolizado por ese número.
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