Historia

separator

“Construid en todos los países casas de adoración en nombre de Quien es el Señor de todas las religiones… Entonces, celebrad allí, con júbilo y alegría, la alabanza de vuestro Señor, el Más Compasivo.”

Bahá'u'lláh

De la mano de un creciente desarrollo de la comunidad bahá’í a lo largo del mundo, y a partir del siglo XIX, se han construido templos bahá’ís en cada uno de los continentes.

La historia de la Casa de Adoración para Sudamérica comenzó hace más de 100 años, cuando la Fe Bahá’í llegó a la región sur de América gracias al esfuerzo de dos mujeres notables Martha Root (en 1919) y Leonora Armstrong (en 1921). La labor que ellas iniciaron fue continuada por decenas de almas pioneras que, a lo largo de las décadas siguientes, esparcieron las enseñanzas de la Fe Bahá’í por el continente. Una de ellas fue Marcia Stewart, quien en 1940 se estableció en Chile y rápidamente percibió la receptividad del pueblo chileno hacia las enseñanzas bahá’ís, propiciando el surgimiento y desarrollo de comunidades e instituciones bahá’ís a lo largo del país.

A continuación, algunas fechas destacadas:

1953 Se toma la decisión de que la Casa de Adoración Bahá’í de Sudamérica se construiría en Santiago de Chile.

2001 Se anuncia el comienzo de la construcción del Templo

2010 Inicio del proceso de contrucción.

2016 Se lleva a cabo la dedicación de la Casa de Adoración Bahá’í de Sudamérica

En octubre de 2016 las puertas del Templo Bahá’í se abrieron a los visitantes tras un encuentro inaugural sin precedentes en el que participaron más de cinco mil personas representantes de diversas culturas y pueblos del mundo y contó con la presencia de autoridades nacionales e internacionales.

Desde su apertura, el Templo Bahá’í ha recibido miles de amigos y una diversidad de comunidades, grupos e instituciones de la sociedad en general, ofreciendo un espacio de oración y servicio al bien común.  A su vez, el Templo, ha servido como punto de encuentro y espacio de diálogo conectándose con actores sociales y organizaciones que buscan contribuir al bienestar social.

separator

En la Casa de Adoración, las sensibilidades espirituales que caracterizan a los habitantes de este país refuerzan la base sobre la cual hoy construimos en Chile una vida comunitaria que fomenta la transformación individual, amplía el círculo de la unidad, fomenta la colaboración con otros en el campo del servicio y nos invita a hacernos cargo de nuestro propio desarrollo espiritual, social y económico.