El gobierno iraní intensifica la persecución de los bahá’ís con detenciones arbitrarias, demolición de viviendas y confiscaciones de terrenos.
La Comunidad Internacional Baha’í informó de nuevos actos de hostigamiento del gobierno iraní en contra de los miembros de la comunidad bahá’í en ese país y expresó su preocupación por una escalada de la violencia estatal reportada esta semana.
Masivas redadas en los hogares y negocios de bahá’ís por todo el país, destrucción de casas, confiscación de terrenos y la detención de al menos 13 personas tuvieron lugar esta semana por parte de unos doscientos agentes del gobierno iraní, especialmente en el pueblo de Roushankouh, en la provincia de Mazandarán, donde reside un número importante de creyentes de la Fe Bahá’í. El Ministerio de Inteligencia de Irán emitió el 1 de agosto un comunicado indicando que los afectados por el operativo están acusados de propaganda contra el régimen sin entregar más antecedentes.
Desde su llegada al poder en 1979, el gobierno de Irán, encabezado por el clero islámico, ha perseguido sistemáticamente a los bahá’ís valiéndose de una amplia gama de medidas destinadas a empobrecer y coartar sus derechos.
Entre 1978 y 1998, más de 200 bahá’ís fueron ejecutados, cientos encarcelados, torturados y decenas de miles se vieron privados de sus puestos de trabajo, pensiones, negocios y oportunidades educativas.
La escalada de violencia suma mas de 150 actos de persecusión en tan sólo 10 días.
A lo largo de las últimas décadas, numerosas autoridades de diversos países y organizaciones internacionales han alzado la voz en defensa de los bahá’ís de Irán, por ejemplo, la ONU emitió el 2018 una resolución expresando “serias preocupaciones sobre las severas limitaciones y restricciones sobre la libertad de pensamiento, conciencia, religión o creencia”. Aún así, las violaciones a los derechos humanos no se detienen.